Salto de Tequendama en Mayo 2015 |
Muchos exploradores documentaron su paso por el Tequendama entre ellos Alejandro Humboldt, quien en 1801 describe minuciosamente las mediciones de altura, humedad, fauna y flora del lugar.
Regresé en los años ochenta al Salto y casi lloro cuando vi las aguas negras y sentí el olor nauseabundo del lugar. Felizmente en Mayo del 2015, Tatiana, la esposa rusa de mi sobrino nos invitó a pasear por el lugar. Salimos via Soacha y en una hora y media habíamos recorrido los 42 kilómetros entre Bogotá y el Salto.
Hay lugar para estacionar al frente para pocos automóviles y tres puestos de venta de cafe, agua, caldo de costillas, arepas y fritanga.
Por ahora se entra a la casa museo por la ventana. |
La restauración ya lleva unos años. |
Es peligroso pasar las cintas amarillas. |
Turista en la terraza de observación |
La flor preferida por los colibiríes del lugar. |
La flor de la enredadera del curubo. |
Observamos las plantas, las flores, los colibries, nos tomamos fotos, no vimos fantasmas, ni suicidas, y me reconcilié con ese lugar de arco iris eternos por donde un día se fue el señor Bochica.
Cuando sale el sol se pueden tomar buenas fotos del Salto del Tequendama |
No es un fantasma, el encargado de los trabajos de restauración. |
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