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ajos
Recolección de la cosecha de ajo
 Para despedir el año 2014 y recibir el 2015 me uní al viaje de varios días a un pueblito en los Andes en Mérida.
El disfrute comenzó cuando comenzamos a subir desde los llanos por la carretera Barinas- Mérida. Pasamos por  el piedemonte andino hasta llegar a los 2.000 metros cerca de Santo Domingo y Pueblo LLano. En la ruta los niños lugareños  elaboraban los "años viejos", muñecos vestidos rellenos de polvora, aserrín y trapos, que se quemarían en fin de año. Las águilas planeaban dueñas del cielo. El olor a estoraque y monte silvestre se unía al del café recién molido.
Andes de Mérida

La oferta de hospedaje en el estado Mérida es amplia y variada: hoteles, posadas y casas familiares ofrecen albergue y alimentos. Se pueden realizar muchas actividades: seguir hasta el páramo, visitar pueblos como Apartaderos,  San Rafael de Mucuchíes, Mucuchíes, lagunas como la de Mucubají, subir a las montañas más altas de Venezuela o llegar a la ciudad de Mérida. Otra opción es quedarse en algún pueblito y disfrutar tranquilamente de la vida cotidiana y el entorno del lugar. Eso fue lo que hicimos en este fin de año. Pasamos unos días preciosos en una gran casa con la numerosa familia que hace años me adoptó en Venezuela. Bebes, niños, jóvenes y adultos compartiendo la vida y las labores domésticas  cotidianas con alegría y camaradería. La cocina siempre abierta, con la pisca andina, arepas y cafe al desayuno, calentando hallacas, adobando pernil, preparando ensaladas, postres y jugos con vegetales y frutas frescos  del lugar.

cordillera andina Mérida
Uno de los placeres más grandes para mi, es caminar por las montañas. Seguir los pequeños caminos y senderos guiada por el sonido del agua, observar los sembradíos y conversar con la gente. Esta vez acompañada de Gladys, mi joven y vital amiga de 72 años, caminamos hasta varios hermosos parajes al atardecer. El primer día nos propusimos ir un poco arriba de la montaña, cerca de las casas y llegamos hasta los campos sembrados de ajo.

sembrado de ajos
ajos criollos
Nos detuvimos ante la presencia de un gran toro negro. Nosotras habitantes de ciudad barajamos varias posibilidades: cambiar la ruta, devolvernos, esperar a que se quitara del camino hasta que nos dimos cuenta que estaba amarrado y seguimos confiadas hasta que aparecieron los perros. Ahora si, estabamos rodeadas. Son amigables - dijo Gladys. ¿Y tu cómo sabes? le pregunté.  Porque tienen la cola levantada respondió al tiempo que llegaban los niños sonriendo y  saludando.
Los perros son parte de las familias

 Nos guiaron hasta los campos sembrados. Nos acercamos al encargado y nos permitió pasear por el lugar, hacer fotos, nos explicó cómo llevan el agua desde las montañas y nos dejó en manos de una joven, madre de los niños.

El agua para irrigar viene de las montañas


Recostados en el arado


sembarado de papas
Irrigando el sembradío de papas

Caminamos a lo largo de la siembra de papa. Aprendimos de las variedades del tubérculo, de los tiempos entre la siembra y la cosecha: papa, zanahoria y caraota(frijoles negros pequeños) tres meses. Ajo: cuatro meses y el apio(arracacha, apio criollo, racacha, virraca, zanahoria blanca o mandioquiña) un año.No se queje por el precio cuando vaya a comprar. Es un año de trabajo y cuidados para lograr la cosecha.
Llegamos hasta donde una familia recolectaba los ajos. Los niños se sumaron a recoger ajos para salir en las fotos aunque los más grandecitos hacían ramilletes y los colocaban ordenadamente en el suelo. En ese momento sentí un gran respeto y aprecio por los agricultores que trabajan duramente para conseguir las mejores cosechas. Sus rostros están curtidos por el sol, sus manos se han hecho fuertes y diestras, su sabiduría reconoce el tiempo de recolectar, de abonar, de fumigar para ofrecernos los alimentos de cada día. Son los seres más importantes para la humanidad ¿qué haríamos sin ellos? Benditas las manos que siembran y cosechan.

cosecha de ajo
Toda la familiam participa en la recolección de la cosecha