Salimos de la estación de trenes "Atocha" en Madrid en un AVE( Alta Velocidad Española) hacia Toledo. Tan solo media hora de viaje y llegamos a la hermosa estación. De ahí se puede ir hasta la Plaza de Zocodover en autobús, si tienes cambio en billetes de baja denominación. No es fácil conseguir que te cambien un billete de 100 euros. Al final compramos un mapa y nos fuimos en taxi hasta Zocodover. Comenzamos a caminar por las callecitas estrechas llenas de tiendas para turistas con productos de plata, figuras de toros en mosaicos, abrecartas en forma de espada como el que tenía mi padre en su escritorio.
Alison que nació en New York  quería saber de dónde viene la frase en inglés: Holy Toledo que se utiliza cuando algo nos asombra. Camila como siempre con ese sentido de la orientación tan extraordinario que tiene nos guiaba hacia la Catedral. Yo miraba las vidrieras de las pastelerías llenitas de mazapanes.
Estación del tren en Toledo

Espadas, abrecartas, platos, joyería y armaduras de diversos tamaños en las tiendas de Toledo


Llegamos a la Catedral y comenzamos el recorrido alquilando los audífonos que van sugiriendo una ruta y explicando detalladamente cada rincón. Es una Catedral Gótica y duraron más de 400 años construyéndola, remodelándola, anexando espacios y es asombrosa la gran cantidad de estilos que hay. Hay que tomarse su tiempo y observar detalladamente lo que más le llame la atención. A mi me dejaron con la boca abierta: los techos, el retablo del altar, el transparente y los detalles de las tallas de madera de sillas, puertas y retablos. Cada talla por pequeña que sea,  fue trabajada minuciosamente. Me imagino a los artistas artesanos recreando las caras de sus conocidos para lograr los cientos de figuras que hay en las diferentes capillas y naves. Están presentes varios estilos: barroco, clásico, churrigueresco, árabe, tallas en madera cubiertas con hojas de oro, pinturas, lámparas, tapices, estatuas de reyes, obispos y santos. El coro es inmenso como todo en esta Catedral que contiene el trabajo exquisito de cientos de artistas, arquitectos, maestros herreros y uno se maravilla del poder de creación  de tanta belleza del hombre y de la tenacidad de varias generaciones de poderosos en construir esta imponente catedral. Si es para asombrarse y exclamar "Holy Toledo"

El transparente 

Retablo del altar mayor

Las galerías externas de la Catedral


Saliendo de la umbrosa catedral buscamos un lugar para comer. Pedimos la carcamusa, un guiso picante de ternera, papas y vegetales típico de Toledo. Riquísimo acompañado con  tinto de verano, elaborado con un vino tempranillo y limonada. 
Volvimos al Zocodover, hay un puesto de información turística y nos recomendaron el paseo en el trencito. Cuando se llenó nos hicieron un recorrido con explicaciones incluídas. Salimos de Toledo por un puente sobre el río Tajo, subimos y pudimos ver a la orilla del río, restos de asentamientos romanos, tomar fotos panorámicas de la ciudad e imaginar mientras nos contaban que por ahí pasó el Cid Campeador, que las monjitas en una época de hambruna salvaron a la población con lo único que tenían que eran almendras y azúcar y de ahí nació el mazapan. Pero costaba imaginarse a Cid Campeador con ese calor o a cualquier guerrero con cotas de malla. Entramos y salimos por las puertas y murallas de los árabes.  Ese días estaba cerrado El Alcázar que alberga la historia de asedios y batallas. Toledo es apacible ahora. No sentamos en uno de sus cafés a merendar te, café y mazapanes antes de regresar a Madrid.