La represa del Neusa está en mi vida desde hace decenas de años. Mi hermano Ricardo nos llevó por primera vez y fue un amor a primera vista. Hemos ido en familia, con amigos, con sol, con lluvia, con viento, se han estropeado algunas veces los autos, hemos elevado cometas gigantes, paseado por los bosques y siempre terminamos cansados y felices de regreso a Bogotá.
Este vez mi hija Camila cumplió treinta años y decidió venir con Alison a celebrarlo en Bogotá.(Ellas viven y trabajan en New York). Armamos el paseo, después de la rumba de cumpleaños con un conjunto de música vallenata, cada grupo familiar eligió que llevar al Neusa: la carne, los chorizos, las bebidas, los platos, el carbón, el guacamole, las papas y nos propusimos salir temprano.
El parque y la represa del Neusa quedan a 65 kilómetros de Bogotá, vía Zipaquira cerca del pueblo de Cogua. http://www.car.gov.co/?idcategoria=1260
Mi cuñado se adelantó tempranito para conseguir un kiosko con parrillera y como le gusta mucho la naturaleza eligió la entrada más alejada: la número 7 cerca del restaurante Los Laureles.
Fuimos llegando al parque y pagamos las entradas,(Los mayores de 60 años no pagan) y comenzamos a subir por la montaña buscando la entrada 7. Llegamos a los Laureles y seguimos por un carretera destapada, 7 kilómetros hasta llegar al sitio. Nos cruzamos con parejas en motocicleta, casas de campesinos que venden cuajada fresca y dulces, animales domésticos como gallinas, ovejas, terneros, perros y con siembras de hortalizas y hierbas. Al fin llegamos: de un lado un bosque de pinos, del otro el restaurante y una bajada hasta la orilla del embalse del Neusa.
La dicha fue total, celebramos la llegada, el día espléndido, el espacio para correr, saltar, jugar, dormir, soñar y estar juntos.
El chef ya tenía el fuego listo.
Y su ayudante partía trocitos de carne, de chorizos, de morcillas cuidadosamente.
Cuando calienta el sol en el Neusa es tenaz y picante. Hay que usar protector solar y ponerse a la sombra. |
Una de las sensaciones más hermosas es adentrarse en el bosque, caminar entre su tapiz de agujas secas de pino, sentarse en esa alfombra vegetal y sentir el sonido del viento entre los árboles, las ramas de los pinos que crujen, el viento que te despeina y el solecito tibio.
Después de comer y del postre de obleas con café tinto hecho con leña, vino el partido de fútbol: los jóvenes contra los mayores. El campo de fútbol se marcó a la orilla del agua y el desnivel llevaba la pelota frecuentemente al embalse. Los voluntarios entraban al agua rescatar el balón y finalmente el ansiado gol llegó. No se quien ganó, se armó una montonera, nos reímos hasta el cansancio y comenzamos a despedirnos de este lugar hermoso, amplio, limpio, agreste y público, recogiendo la basura, las bolsas plásticas y los vasos que el viento se llevó al agua, apagando los carbones y leños y terminando el guaro (aguardiente)entre los que no estábamos designados como conductores. Nos dimos los abrazos más apretados de ese día pues cada uno regresaba a casa en Bogotá, mi hija y Alison al frío de enero en New York y mi ex y yo a Caracas. Ahí quedó el Neusa, sereno, esperando nuestro regreso.
Follow my blog with Bloglovin
Preciosas fotografías de familia llenas de movimiento, cariño y alegría. Se nota que ha sido una jornada magnífica de unión y la naturaleza ha puesto el marco. Me han maravillado todas las fotos pero en especial la del señor en el agua recogiendo el balón. Es magnífica.
ResponderBorrarSe ve que lo pasasteis de lujo, las fotografía transmiten muchísima felicidad y amor, y el sitio es espectacular... Y qué decir de la comida, me acaban de entrar ganas de comer algo a la parrilla jeje Genial trabajo, como siempre, es un placer leerte y ver tus fotos :) Un abrazo fuerte!
ResponderBorrarSandra gracias. Mi familia está acostumbrada a que estoy siempre cámara en mano. Ese día me tiré al piso y disfruté mucho haciendo fotos. Ni se dan acuenta que ando por ahí por eso puedo captar sus emociones. Un abrazo.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarQue bonito día familiar, que lugar más estupendo y que bonita tu familia. Estos son los recuerdos que enriquecen nuestra vida, los recuerdos con nuestras personas favoritas. Un abrazo.
ResponderBorrarY como son días de familia no los documentamos y nos perdemos de ese recuerdo cuando pasa la vida. Un abrazo Mercedes.
BorrarWow qué suerte poder pisar el suelo descalzo y tanto notar la hierva como el agua. Un lugar precioso, no lo conocía.
ResponderBorrarUn abrazo y Felicidades para Camila
Así fue.
ResponderBorrarXenia: la grama, el pasto es suavecito en Bogotá y sus alrededores. Es una delicia caminar descalzo o acostarse a ver pasar las nubes. Un abrazo.
ResponderBorrarConstanza, que alegria da veros pasarlo tan bien, esos momentos son para atesorar, los que pasado el tiempo te hacen inmensamente feliz. Las fotos me encantaron, son para atesorar. Un abrazo
ResponderBorrarSi Raquel, hay que guardar recuerdos lindos. A veces uno los necesita mucho. Un abrazo
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarQue lindas fotos! Me encanta ese tipo de paseos familiares donde disfrutas de una buena comida y lindos momentos en las afueras de la ciudad. Estos momentos son tan importantes que deberíamos hacerlos más seguido. Un abrazo!
ResponderBorrar
BorrarGracias Kath, salir a las afueras de la gran ciudad es una delicia y si es con la familia mejor. UN ABRAZO.
Como se nota en las fotos que os lo pasasteis genial. Seguro que fue uno de esos días que todos recordareis con el paso del tiempo. Que bonito.. :)
ResponderBorrarSi Neti, un buen recuerdo para toda la Vida. Un abrazo
BorrarSi Neti, un buen recuerdo para toda la Vida. Un abrazo
Borrar